Mis putas frígidas


Una de mis mejores amigas dice que ella viene de dos tipos de mujeres: sus mujeres paternas, que son putas, poco paridoras y longevas; y sus mujeres maternas, que son frígidas, poco paridoras y longevas. Nos moríamos de la risa cuando llegábamos a la conclusión de que menos mal que ella no es una combinación tan absoluta, porque no hay nada más triste en este mundo que una puta frígida.

Y este cuento es perfecto para introducir el tema del feminismo. Hay un dicho muy difundido entre mis amigos que dice más o menos así: Cuando una mujer te dice que “no”, es que “a lo mejor”, así que sigue intentando. Ese “seguir intentando” se convierte aún hoy, en un gran porcentaje de las veces, en violaciones de uno u otro signo; pero incluso ahora algún que otro idiota por ahí dice que “hay mujeres a las que les encanta que les den sus buenos golpes”. Menos mal que llegó el momento (menos mal para mi que pude vivirlo) en que ese “seguir intentando” por fin se denomina formal, legal y judicialmente, ACOSO.

Por supuesto hay gente de todas clases que creen que el hecho de llamar las cosas por su nombre es una exageración y lleva a cometer muchos errores, porque (pobrecitos los hombres) hay muchos que no lo hacen de mala fe ni con mala intención. Eso puede ser verdad. Lo que pasa es que hace tanto tiempo que las mujeres venimos sufriendo las consecuencias de ese “seguir intentando”, que lo único que queremos es que TODOS se convenzan de que cuando una mujer dice que NO es NO, tanto como cuando un hombre dice que no le gusta una mujer. Porque merece tanto respeto la situación de uno como la del otro.

Pero aún más. La mujer humana tiene la bendición o la desgracia, según sea el caso, de que puede tener hijos casi en cualquier momento de su vida. Y según la historia de la cultura, las mujeres están hechas para eso, por lo tanto tienen algo que llaman “instinto maternal”. Así, oimos mujeres por ahí diciendo “yo voy a tener dos o tres muchachos rapidito para salir de eso”, como si eso es una tarea a cumplir antes de hacer otra cosa más importante. El problema es que eso no es una tarea ni es necesario, así que no todas tienen instinto maternal ni quieren tener hijos.

Pero lo que si es que todas tenemos hormonas que en una larga etapa de nuestras vidas nos empujan desesperadamente a tener sexo, que en el caso de los humanos y de los bonobos es una actividad no solo reproductiva sino en un alto porcentaje lúdica. Y a estas alturas del desarrollo de los descubrimientos científicos-tecnológicos, los cuales entre otras millones de cosas permiten vía química, la expulsión del óvulo fecundado hasta el tercer día de la fecundación, deberíamos evaluar nuestros conceptos, como sociedad, sobre natalidad, feminidad, maternidad, concepción, contracepción, aborto y afines.

Porque definitivamente una de las razones por las cuales las mujeres son frígidas es porque viven con el pensamiento de que si tienen un hijo van a deshacer su vida o complicarla aún más de lo que está. Pero el mayor problema es para los hijos no deseados, que se convierten en su mayoría, en los parias de las sociedades, en los tarados de las familias, en los infelices de la vida: en los que viven sin vivir, viven día a día muriendo.

Eso por supuesto, sin contar con la discusión del tema de las enfermedades que se contagian por vía sexual, que es un tema completamente aparte.

Comentarios

Sex Shop ha dicho que…
Muy buenooooo!!!!!!!

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