El endoracismo
Cuando una de esas reputadas (se me ocurre re-hijas de puta o esas que se cansan de hacer putadas) empresas de publicidad dice que “en Venezuela nunca ha habido racismo, porque Venezuela es un crisol de culturas”, inmediatamente todas las negras que hemos sufrido alguna vez una “recomendación de buena fe” hecha por su tía parda y metiche, de “arreglarnos ese pelo”, con la amenaza de no conseguir a nadie (que significa que no vamos a conseguir un padre lo más blanco posible para unos posibles hijos “con plumas de pavoreal” aunque sea), inmediatamente nos lo creemos. O todos los negros que aún siendo profesionales de postín han sido confundidos con malandros por el hecho de "no tener buena presencia", es decir, no ser blancos, se lo creen.
Porque claro que en Venezuela no somos racistas con los negros: si es que aquí nadie es negro. Mi abuela, de quien heredé mi espléndida melena frizzosa era trigueña oscura (término insólito si tenemos en cuenta que el trigo es amarillo); mi mamá, que es una india oscura es café con leche o trigueña clara; y yo, como soy de color amielao pero de textura chicha, soy bachaca (todos términos de uso común en Venezuela desde que recuerdo, pero que extrañamente no tienen cabida en el DRAE). Si es que en este país “éramos felices y no lo sabíamos”, porque aquí no había ni pobres (porque todos somos clase media: media alta, media-media, media baja y una vez un italiano le dijo a mi papá que ellos no eran clase media alta, pero que eran clase media un poquito más alta que la media), ni negros, porque eso es solo un insulto. Es tanto así, que con el advenimiento de nuestra Revolución Bolivariana, en la que “presuntamente” los comunistas de siempre estamos tratando de poner en claro el producto de los tabúes ideológicos, algunos decidieron que era verdad lo de que decirle negro a alguien era un insulto y sigue sin haber negros: ahora hay algunos pocos excéntricos por ahí que se autodenominan afro-descendientes.
Es que la solución del racismo en Venezuela pasa por enfrentarnos al hecho de que en Venezuela lo que hay es básicamente endoracismo. El primer problema lo tenemos que resolver los negros. Ahora bien, ¿cómo se combate el endoracismo?. ¿Con políticas de Estado?. ¿De cuál Estado?, ¿de nuestro Estado capitalista, por lo tanto burgués, racista y machista?. El Estado capitalista no está diseñado para combatir las diferentes formas de exclusión, sino para alimentarlas. Entonces lo que debemos es empezar a hacer lo que hace el Estado, pero al revés: combatir el lavado de cerebro dirigido por las transnacionales de la publicidad con nuestro propio lavado de cerebro, dirigido por nosotros mismos. ¿Qué significa eso?.
En este Estado burgués en que hemos vivido, desde que nacemos y a cada minuto de nuestras vidas se nos dice que ser negro es feo y malo, por tanto somos feos y malos y por tanto deberíamos tratar de ser blancos para ser bonitos y buenos, lo cual nunca lograremos porque lo máximo que podemos lograr es convertirnos en un Michael Jackson (sin lo de pederastas, por supuesto), por lo que seguiremos siendo feos y malos, por lo que merecemos ser castigados con la pobreza terrenal y peor aún, con la fealdad terrenal. Pero eso no debe preocuparnos, porque según la iglesia católica, apostólica y blanca, lo bueno es que esto solo será así en esta vida: en la otra vida seremos felices porque resucitaremos en el Paraíso. Hay una cosa que nunca me he podido explicar: si Jesucristo resucitó con su propio cuerpo, nosotros que somos hechos a su imagen y semejanza, es decir la de Dios que por obra y gracia de la Trinidad es él mismo, deberíamos resucitar en nuestros propios cuerpos, es decir negros, lo cual lo único que nos garantiza es este mismo peo de nuevo; pero bueno, ese al menos es solo problema de los que creen que las altas jerarquías de las religiones occidentales andan por la vida diciéndoles la verdad a los pobres.
Entonces si hasta en el otro mundo seremos negros, la estrategia debe ser convencernos de que “BLACK IS BEAUTIFUL” o lo que vendría siendo para nosotros: “ser como soy es perfecto” y eso porque habíamos quedado que en Venezuela muy poca gente es negro puro. Según mi experiencia propia eso es una labor de muy largo aliento y hay que empezar pronto. Mi abuela negra, por ejemplo, no sabía que ella era parte de la sociedad, porque ella creía que cuando se hablaba de sociedad era con referencia a la "high society" de las revistas, o sea, a los ricos. Hay que empezar por esas cosas: yo pertenezco a la sociedad y tengo los mismos derechos de los ricos; yo soy negro y tengo los mismos derechos de los que son de otros colores; yo soy mujer o niño o perro o pájaro o árbol o mar o río o aire o tierra y tengo los mismos derechos que los hombres blancos y ricos. Porque es igual de bonito ser negro que blanco; es igual de bonito mi pelo chicha que el pelo liso; porque pelo malo es el que se cae; porque mi nariz ancha sirve mejor en este calor que las narices pequeñas.
Al principio uno lo dice y aunque lo diga mucho, no se lo cree; porque no es pendejada miles de años de una cultura entera convenciendo a palabra y a coñazos a todas las demás culturas de que ellos son los buenos y todos los demás los malos. Y nuestros memes se resienten. Pero elaboramos nuevos memes y listo. Si yo tuviera hijos los habría convencido de usar su pelo chicha porque es bello, porque la verdad, ya me lo creo, el pelo chicha como el mío es bello: es enorme, encuadra la cara, da carácter, protege de heridas, no se le ve la grasa ni el sucio, protege la cara del sol, sirve para distraerse haciéndose rulos y sirve para hacer ejercicio cuando hay que escarmenárselo (esta si está en el DRAE). Pero además la piel no se arruga, poco contrae cáncer, sufre poco de acné, no tiene tanto pelo que quitarse, no se le ve la celulitis, no se enrojece al sol ni se pela después del bronceado. No necesita maquillaje, las marcas de traje de baño no son patéticas, no le salen lunares, no se mancha y es brillantemente hermosa siempre.
Hay que repetir y repetir y repetir y repetir: soy tan buena como cualquiera, soy tan bella como cualquiera, soy tan profesional como cualquiera, porque soy gente, porque existo, porque estoy viva y solo por eso tengo derechos humanos que incluyen que todo el mundo me tiene que respetar solo por ser. Y ya oigo la "gente de izquierda" diciendo: asco! Autoestima! Pues no, esto no tiene nada que ver con autoestima sino con ideología, que como bien lo sabe el malvado viejo Ugalde, es falsa conciencia.
Pero además ES un problema que tiene que enfrentar nuestro actual Estado, mientras lo convertimos en Estado Socialista. ¿Cómo? Por medio de la educación. Y la educación no es algo que solo tenga que ver con las escuelas; la educación es algo que tiene que ver con las comunidades enteras, con los consejos comunales, con las familias, con las escuelas, con los ministerios, con las empresas, con las fábricas, con las juntas de condominio, con mi vecino, conmigo misma, con todo. La educación es una misión que llevan a cabo todos y cada uno de los animales del planeta dentro de sus comunidades, con lo que se garantiza que los que vienen aprendan a comportarse para poder ser.
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