Y salimos del Golpe Eléctrico también

Así viví el Golpe Eléctrico de marzo de 2019. Lo que suceda después irá siendo contado desde este espacio. Definitivamente esto se tiene que convertir en un periódico de lo asqueroso que está pasando en este país, que no quiere guerra con nadie, pero que no quiere dejar que otros digan lo que tenemos que hacer. Somos un pueblo soberano y nosotros decidiremos lo que haremos con nuestro destino. O tendrán que matar a una buena parte de nosotros.
 
Como no pudieron meter los miguelitos y las máscaras antigas y los cables para matar la gente, que en Venezuela quiere vivir en paz, a través de la desgraciada frontera con el país de los traidores; entonces Elliot Abrahams, que es uno de los ángeles de la muerte, dio una rueda de prensa, en la que anunció que dejarían sin luz al país que no se rinde, que no se arrodilla, que no se cansa de ser digno, soberano, independiente y valiente. Y el 7 de marzo a las 5 de la tarde, hackearon el Guri y dejaron a todo el país sin luz por más de 60 horas.

Ya está, ya ustedes van a ver que cuando no puedan comprar porque no haya puntos de venta, van  a salir todos, como bárbaros, a las calles a saquear y a asaltar a los prójimos. Y cuando no haya metro para trasladarse, van a salir como bestias a quemar los autobuses y las vías. Y cuando se les dañe la comida en las neveras, van a salir como salvajes a matar a sus vecinos para apropiarse de sus comidas. Y allí tendremos justificación de mandar a los marines a "salvarlos de ellos mismos".

Así, la primera noche sin luz la gente caminó durante horas para llegar a sus casas. Y las grandes mayorías oyeron en sus radios de pilas o en sus teléfonos todavía cargados, que el VP de Comunicación dijo que habían saboteado el Guri, pero que no iban a tumbar el Gobierno. Y la mayoría le creyó, porque nadie puede pensar que mi primo o mi hermano o mi sobrino o mi vecino, que trabaja en Corpoelec o en Guri, es un inepto y no sabe lo que hace y esa es la razón por la que no hay luz.

Todos conocemos a nuestra gente; y nuestra gente trabaja como loca. Algunas veces sin descanso y muchas veces sin siquiera una palmadita en el lomo; pero se saca el trabajo adelante. Y en esta guerra los empleados públicos trabajan por una miseria de sueldo; y sin toner, sin papel, sin repuestos, sin agua, sin equipos, sin internet; pero con mística, con profesionalismo, con amor por la Patria, con conocimiento y con ganas infinitas de que la guerra acabe por fin en paz.

Así que es mentira que los empleados de Corpoelec son una panda de ineptos o flojos o no profesionales o estúpidos. Que hay algunos directivos que ponen a sus novias o sus sobrinos como jefes y esos se dejan comprar por un carro o una visa? Pues si, seguro. Pero la mayoría están allí, trabajando por 30 horas seguidas, para poder arrancar el sistema que hackearon primero via remoto y después quemaron, para que vengan unos desgraciados a decir que los empleados no saben lo que hacen y por eso nos quedamos sin luz.

Y los demás estamos resistiendo en el resto del país. Con el radiecito a pilas, oyendo las verdades que dicen los entrevistados en Radio Nacional, mientras que algunos gritan insultos por las ventanas a la madre de Maduro, porque no tienen redes sociales y no pueden escribirlo. Esos son los que tienen unas ganas inmensas de  salir a quemar negros chavistas, pero les da miedo, porque eso está muy oscuro y los negros no se ven de noche y a mi me dejaban la luz prendida cuando era chiquito.

Después de 17 horas sin luz, cuando ya Corpoelec había levantado el 85% del sistema eléctrico nacional, volvieron a hackear el sistema y apenas nos había dado tiempo de componernos, nos volvieron a dejar sin luz por 14 horas más. Menos mal que ya habíamos marchado hacia el palacio presidencial y el presidente Maduro nos había dicho lo que pasó.

Y allí Nicolás nos dijo que aquí nadie se cansa; que aquí somos independientes y así nos vamos a quedar. Y nos dijo que descubrieron unos terroristas que secundaron el hackeo cibernético con pulsos electromagnéticos en las subestaciones eléctricas, para dañar el trabajo que adentro habían hecho mi primo, mi ahijado, mi sobrino. Pero ya nos habíamos preparado con velas, linternas, gasoil para las planticas, fósforos y yequeros; y con maderas y carbón para las fogatas a la entrada de los barrios, para informar a los que no sabían, para que no se asuste nadie.

Los sifrinos ya no tienen bolas para repetir que son los trabajadores; porque hay que tener la cara muy dura para decir que la culpa de que todo un país se quede sin luz es de los trabajadores. Y como no tienen redes no les queda sino esperar la noche, cuando los gringos nos volvieron a dejar sin luz, para gritar improperios a Maduro, desde el escondite de sus cuartos.

Porque ellos mismos escribieron en su twitter que nos iban a dejar sin luz hasta que el gobierno cayera. Lo que no terminan de entender es que nosotros no somos ni ineptos ni estúpidos; y menos somos salvajes o bestias. Aquí salieron los colectivos en motos, si; a recorrer las ciudades para comprobar que todo estuviera en calma. Y salieron los milicianos a apoyar los hospitales y los centros primarios de salud, que activaron la emergencia y no dejaron que muriera nadie, aunque hayan elaborado miles de fakes para alborotar el avispero.

Aquí nadie saqueó, ni mató, ni robó a nadie. Y se mueren de la arrechera, porque estamos saliendo de este golpe también. Y todos sabemos que esta es una batalla de la guerra; que van a seguir agrediéndonos, castigándonos por ser levantiscos y soberanos. Pero aquí vamos a seguir siendo caribes y nuestra dignidad no la va a comprar ningún imperio en la tierra. Ya lo demostramos hace 200 años y seguiremos haciéndolo.

VENCEREMOS!!

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