Los “think-tanks” (o de dónde viene la ideología)

Louis Althusser escribió por los años setentas del siglo veinte un manualito que llamó “Aparatos Ideológicos del Estado”, en que definía como tales a la iglesia, las leyes, los medios de comunicación y la escuela. En consonancia con el Marx de LA IDEOLOGÍA ALEMANA y con el Ludovico Silva de LA PLUSVALÍA IDEOLÓGICA, Althusser definía a la ideología como la falsa conciencia creada por el Capitalismo, para mantener a las clases oprimidas en estado de extrañamiento de sí mismos o alienación.

El extrañamiento tenía que ver con la nula capacidad de identificarse con el producto de su trabajo; porque resulta que a partir de la revolución industrial, cuando el mundo dio el primero de los saltos cualitativos en cuanto a acumulación de capital se refiere, las personas empezaron a producir cosas con su trabajo, a cuyo producto no solo no tenían acceso, sino que en muchos casos, ni siquiera tenían oportunidad de ver completos. Solo con los carros, los obreros empezaron a saber lo que salía de las fábricas en las que trabajaban. Hasta ese momento del capitalismo, se podía entender perfectamente de qué se trataba el extrañamiento, la alienación. Pero ahora, cuando el capitalismo ya ha pasado de su fase industrial a su modo financiero, cuando la clase obrera está en extinción, cuando el proceso de acumulación no depende de la plusvalía industrial sino de las burbujas financieras, ahora es más difícil entender la ideologización.

La ideología ya no es un accesorio del capitalismo; en la actualidad es la parte más elaborada del proceso, a la que mayores recursos se le dedican, con la que más cuidados se tiene. En el medio del camino del capitalismo hacia la completa liberalización del mercado, los “think-tanks” descubrieron que los estados-nación son un organismo absolutamente inevitable y más aún, precisas para la implementación de las medidas de control social necesarias a la acumulación del capital. Y resulta que cuando Althusser hablaba de los aparatos ideológicos del estado, tenía al menos medio siglo de retraso conceptual: ya el estado para ese momento, se había convertido todo él en el aparato ideológico al servicio del capitalismo.

El siguiente paso, y eso ya sucedía como experimento en las Américas a partir de la creación de la Unión Panamericana a principios del siglo XX, era pasar del estado nacional a un estado supranacional, organizado a través de organismos multilaterales, que impusieran a los estados nacionales leyes universales que permitieran la implementación de políticas económicas, que consintieran que los capitales (siempre transnacionales) crecieran exponencialmente y se acumularan en las manos de los capitalistas, cada vez menos y cada vez más ricos. Funcionó tan bien el experimento americano, que sirvió como guía para la creación del mayor estado supranacional que ha habido en la historia del planeta: las naciones unidas, con su ministerio de finanzas: el fondo monetario internacional y su banco central: el banco mundial.

Las naciones unidas, que se presenta como la reunión de todas las naciones del mundo, es en realidad la sede del gobierno mundial, que no es más que la sede de la corporación más grande del planeta. Hacia abajo, la red institucional creada por los think-tanks, funciona igual que en cualquier empresa o gobierno. Hay instituciones que manejan la cultura y la educación, el comercio y la industria, la banca y finanzas, los sindicatos y los partidos, y la relación entre cada una de estas instituciones. Cada una de esas instituciones está encargada de crear acuerdos que posteriormente deberán ser firmados por todos los gobiernos de todas las naciones, a través de los cuales la presidencia de la corporación podrá mantener el control general del funcionamiento del mundo.

Sin embargo, la institución más importante tiene que ver con el aparato militar, que debe ser cuidadosamente vigilado, porque es el que garantizará, por una parte, que ninguno de los accionistas minoritarios crea que puede quedarse con el mando de la corporación. Pero además será una parte sumamente importante de la producción industrial, que mantendrá vivo y aceitado el sistema y que garantizará la producción y la acumulación del capital en las manos correctas.

Por supuesto, en el edificio sede de la corporación no se decide ni una de las políticas que se van a aplicar; de hecho, allí se reúnen, como en cualquier asamblea de accionistas, los socios mayoritarios con los minoritarios para que los primeros comuniquen a los segundos qué es lo que se va a hacer. Esta es una parte muy importante del sistema, porque hace pensar a los socios minoritarios que en realidad tienen alguna función dentro de todo el sistema. Pero cuando es necesario, sucede que aunque el 99% de los accionistas minoritarios esté de acuerdo en aplicar una sanción a un “país miembro”, con el veto del socio mayoritario es suficiente para que eso no suceda y al contrario. Lo que a la vez demuestra fehacientemente que no se trata de un gobierno mundial sino de una asamblea de accionistas de la corporación total, que es el mundo.

Eso no significa que el socio mayoritario sea una nación. Tal como en las corporaciones, el presidente ejecutivo de la Junta Directiva usualmente no es el socio mayoritario, es simplemente un empleado de mucha confianza del socio mayoritario, que usualmente no asiste a esas reuniones. Es así como el dueño del circo no es, como algunos tienden a creer, el gobierno de estados unidos; el dueño de todo es el dueño del gobierno de los estados unidos. Ojo, estoy hablando de DUEÑO, no de presidente; es decir, estoy hablando del empresario, no del payaso.

Pero los thinks-tanks, con descollante inteligencia, han llegado a la conclusión de que todo el tinglado ideológico, que incluye conceptos como democracia, estado, nación, elecciones, política, izquierda, protestas, crisis económicas y muchas otras, es absolutamente necesario para que los dueños del capital puedan dormir tranquilos, ocupando sus vidas en la cuenta virtualmente inmanejable de capitales que se agregan y desagregan con cada rápido movimiento de los ojos.

En estos momentos, en que ya el concepto de estado supranacional está en aceitado funcionamiento, la labor de los think-tanks es elaborar teóricamente cada día el perfeccionamiento del sistema, complementar con nuevos descubrimientos científicos y nuevos desarrollos tecnológicos y analizar y sugerir nuevos acomodos para que la costumbre no sea una de las fallas del método. Siempre se admite una mejora en la acumulación del capital.

Ahora bien, contra el capital: VIDA!!!

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