Intelectuales inorgánicos y la lógica difusa


La forma de estructurar el pensamiento según la cual “no se puede ser y no ser al mismo tiempo” es la máxima expresión de la lógica binaria, creada alrededor de 23 siglos atrás por Aristóteles. Ella coincidía perfectamente con las observaciones físicas de la naturaleza, que allanaron el camino de la formulación de la teoría aristotélica. Pero la comprobación, a principios del siglo XX, de que la luz es partículas y ondas al mismo tiempo, cambió para siempre la manera cómo la especie humana se enfrenta desde entonces al conocimiento. La lógica binaria ya no sirve para describir todos los procesos, ahora disponemos de la lógica difusa, cuyos procedimientos se aproximan un poco más a los verdaderos procesos mentales y cuyos resultados incluyen una más vasta gama de posibilidades de interpretación de la realidad.

Pero hay personas que tienen una incapacidad fisiológica para entender argumentaciones formuladas en lógica difusa. Es esperable suponer que las personas con más juventud acumulada tienen un poco más de dificultades al respecto, pero es evidente que no son los únicos; es posible que la poca disposición al pensamiento postmoderno tenga que ver con la ignorancia de los estudios citados y/o con la resistencia al cambio, que pareciera ser lo mejor repartido en el mundo. Hay un tercer grupo de gente que tiene los conocimientos epistemológicos y maneja teóricamente la formulación lógica de la contemporaneidad, pero se oponen públicamente a su uso y juegan con su fama y su autoridad, para sustentar lo que ellos se proponen apoyar, aún cuando en privado acepten que sus razonamientos son falaces.

Ejemplo de este último grupo es uno de nuestros economistas formado a la sombra de la Economía Política y seguidor (al menos eso era lo que decía) durante algún tiempo de la doctrina marxista, que devenido justificador a troche y moche del neoliberalismo globalizado, en una entrevista por “el canal que no existe” hace pocos días decía por un lado, que le parecía muy raro que Chávez se confesara marxista y a la vez que no había leído El Capital, porque es allí donde se describe el comunismo, a la vez que afirmaba que “Marx es un loquito”; y por otro lado adelantaba que el proyecto revolucionario bolivariano está claramente formulado y planificado, pero que es un absurdo porque no hay nada después del capitalismo, ya que en el siglo XX se demostró que el comunismo es inviable. Ese mismo personaje planteó estupideces evidentes tales como la diferencia entre las dictaduras simples y las dictaduras totalitaristas, que no son siquiera dignas de mención. Pero veamos cada una de las cuatro afirmaciones que vale la pena explicar.

Lo primero a argumentar es simple: Marx no escribió ni una sola vez la palabra comunismo en El Capital, porque esa es una obra económica en la que se describe con lujo de detalles el funcionamiento del capitalismo. El comunismo es una categoría que no inventó Marx y que usó sólo en sus escritos filosóficos, pero más específicamente, en los escritos políticos; tanto es así, que es precisamente la falta de descripción del comunismo, una de las críticas que se regodean haciendo sus detractores infantiles, que piden que la comida se la den masticada, para solo tener que tragar, tal como hacen las transnacionales de la deformación con la ideología.

En segundo lugar, decir “Marx es un loquito” le queda bastante grande casi a cualquiera, sobre todo si no se es un estudioso especialista del tema, que en última instancia son los únicos que estarían facultados para decir qué es absolutamente absurdo al respecto o no; y con todo y eso, muchas veces esas opiniones autorizadísimas sobre temas específicos, se descubren equivocadas con el tiempo. Dicha afirmación solo se puede tomar como parte de la misma campaña publicitaria macartista que se ha puesto de moda en el mundo entero en los inicios de este milenio, para asustar a los que no tienen nada, con el coco de que el comunismo les va a quitar lo que tienen. Pero desde el punto de vista del discurso, cualquier aprendiz de filósofo sabe que los argumentos contra el hombre son la primera falacia que se usa delante de cualquier caterva de ignorantes.

La tercera afirmación es que el proceso revolucionario bolivariano está lejos de ser acciones improvisadas por un personaje bufo y es un plan ordenadamente concebido y está siendo detalladamente llevado a cabo. Incluso llegó a decir que Chávez no miente, que en cada etapa del proceso ha dicho qué es lo que espera que pase (y ha pasado, agrego); y que es el planificador y ejecutador de un programa “siniestro”, que lo que pretende es acabar con el capitalismo, transformando la vida tal cual la conocemos. ¡¡Aleluya!! Levantemos las manos al cielo. ¡¡Por fin entendieron!! Diez años de ALO Presidente con el hombre diciendo lo mismo durante un promedio de 6 horas por día a la semana, más todas las veces que ha explicado las cosas en otros centenares de escenarios, más todos los simpatizantes, amigos y militantes escribiendo y diciendo lo mismo en cualquier rincón donde nos lo permitieran, para que los escuálidos pudieran entender que lo que queremos es acabar con el capitalismo. ¡¡UFF!!! Es que en Venezuela los políticos estaban tan acostumbrados a mentirse entre ellos y a mentirle a todo el mundo, que cuando en esta Revolución se empezó por decir 4 verdades, ellos no pudieron creerlas sino hasta diez años después, con las pruebas metiéndosele por los ojos.

Pero la última afirmación es la que demuestra que los intelectuales escuálidos siguen siendo muy poco honestos intelectualmente y sin cuidado de sus argumentaciones, porque en cualquier momento cualquier vieja por la calle se da cuenta de sus contradicciones y se las hace saber. Este sujeto decía que lo que se pretende con el proyecto bolivariano es un absurdo, que es convertir a Venezuela en comunista, porque el comunismo no existe, ya que eso fue demostrado en el siglo XX. En una conversación de bar podría decírsele: pero ¿cuál es la preocupación entonces?. Si más allá del capitalismo no hay nada, por mucho que lo intentemos, no iremos a ningún lado; entonces dejas que el destino siga su camino y listo! Siempre estaremos aquí, porque más allá no hay nada. NO?

Eso demuestra que no ha logrado redondear su discurso; que tiene baches, contradicciones. Y ningún científico serio sale a la calle a defender sus teorías si no sabe todavía cómo responder preguntas básicas sobre ella. Con este razonamiento el personaje en cuestión y tantos como él demuestran ser de esos incapacitados fisiológicamente para entender el mundo desde el planteamiento de la lógica difusa. Si no es el capitalismo, ni el comunismo que se demostró inviable en el siglo XX, entonces será otra cosa, pero este mundo tiene que cambiar, porque la injusticia no deja que la humanidad se desarrolle hacia ningún lado.

El proyecto ya existe: si queremos llamarlo humanismo, cristianismo, progresismo o como sea, no importa. El proyecto ya existe: nosotros los llamamos Socialismo del Siglo XXI y la primera formulación es el Proyecto Nacional Simón Bolívar, Primer Plan Socialista.

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